Armando Islas
Foto: CONADE


Cuando Elliot Rodrigo Reguera Vega llegó al equipo puma de natación, hace tres años , sólo buscaba un lugar para practicar el deporte que desde los cuatro años le gustó. Pero encontró más que eso: se convirtió en un referente de esta disciplina para la UNAM en Olimpiada Nacional, que en su edición 2009, consiguió una plata y un bronce.

Y es que en la justa del año pasado, su debut, el joven nadador se quedó a escasas centésimas de quedar entre los tres primeros lugares. Ahora, con más experiencia, Elliot subió al podio dentro de las pruebas de pecho en juvenil B: ganó plata en 50 metros con un registro de 31.40, así como un bronce en 100 m, tras cronometrar 1:08.31.

“Estoy muy a gusto con mi actuación pues subir de categoría y lograr medallas no fue  fácil, pero lo hice lo mejor que pude. Mis tiempos con respecto al año pasado fueron muy buenos, los mejoré bastante”, señaló Reguera Vega, quien en el 2008 compitió en Infantil.

A pesar de tener estudiados a sus rivales en las pruebas donde obtuvo metales, el atleta de 15 años señaló sentir nervios por el cambio de categoría, prueba de ello —admitió— fueron las dificultades técnicas que sufrió en los 100 metros pecho “pero afortunadamente recompuse el camino”.

Debido a sus actuaciones, Elliot se ha vuelto un escollo difícil de sortear para sus rivales. Sin embargo, esto no le preocupa pues afirma que la verdadera competencia es contra él mismo.

“Estos resultados me comprometen a seguir trabajando para alcanzar la medalla dorada. Mis marcas son buenas pero si quiero ser el mejor en esto, deben bajar más. Es un cumplido ser considerado un rival a vencer pero aún me falta mejorar mucho”, admitió, humilde, el estudiante de preparatoria.

La natación se la inculcó su madre y desde los cuatro años Elliot sabe nadar, básicamente a nivel recreativo. Desde que lo practica de manera competitiva hace tres años, esta disciplina le ha cambiado la vida, pues lo ha vuelto más responsable y disciplinado.

Esto en gran medida se lo debe a su hermano Erick, quien también la practica de manera competitiva y es su modelo a seguir. “Me agrada y me relaja mucho. Considero que es un deporte donde lo único que debes hacer es mejorar tu desempeño. Este ritmo de vida me gusta”, advirtió.

A pesar de acabar su jornada diaria cansado por los entrenamientos y los estudios, Elliot no tira la toalla ya que “es precisamente en esta etapa cuando más ganas debo echarle para poder sobresalir”.

Por lo pronto está en espera de acudir a su segunda experiencia internacional: ya sea para las competencias de CCCAN o para la Copa Challenge, programadas para finales de este mes y en agosto, respectivamente. Él está clasificado a ambos eventos debido a sus metales logrados en la Olimpiada Nacional.

Al respecto su entrenador, Raúl Porta señaló: “tenemos que ver a cuál de los dos le conviene ir, donde puede encontrar más fogueo”.